viernes, 30 de mayo de 2014

Parte de nuestro patrimonio kárstico aspira a entrar en las siete maravillas naturales de España.


Las Cuevas del Drach aspiran a ser una de las siete Maravillas Naturales de España
EFEPalma
Actualizado: 29/05/2014 18:10 horas
Las Cuevas del Drach, ubicadas en la costa del municipio mallorquín de Manacor, figuran entre la veintena de parajes que optan a la elección de las siete Maravillas Naturales de España, ha indicado hoy la organización de esta votación.
Con las Cuevas del Drach, que cada año son visitadas por varios miles de personas, compiten lugares como Doñana, el Teide, el Cabo de Gata, la Albufera de Valencia o el macizo de Monserrat.

La votación organizada por Allianz Global Assistance se prologará hasta el próximo 8 de junio en la pagina webwww.7maravillas.es.


Artículo de El Mundo sobre la conocida cueva de Naica en el que destaca la investigación española sobre la creación de cristales y su posible uso comercial


Los secretos de la 'catedral de los cristales'
La llaman 'la catedral de los cristales'. En el año 2000, dos mineros la descubrieron por casualidad a 300 metros de profundidad en el estado de Chihuahua (México), y alberga unos espectaculares pilares de yeso, tan inmensos que para admirarlos hay que levantar la cabeza. Algunos de estos cristales alcanzan nada más y nada menos que 11 metros de alto y uno de ancho.Desde su hallazgo, esta insólita caverna translúcida de minerales no ha parado de atraer las miradas de geólogos procedentes de todos los rincones del planeta. Pero es un equipo español del Instituto Andaluz de Ciencias de La Tierra del CSIC el que está liderando la investigación de estos colosales cristales que todavía continúan creciendo en la cueva de Naica.Ahora, los análisis realizados por estos científicos españoles, dirigidos por el cristalógrafo Juan Manuel Ruiz, han dado sus frutos porque, además de desvelar todos los detalles del proceso natural de cristalización del yeso, también señalan sus posibles aplicaciones en la industria de materiales. Los resultados de su trabajo se acaban de publicar en la revista Chemical Society Reviews.Las técnicas empleadas por los investigadores, con ayuda de colegas japoneses y franceses, son novedosas y han permitido conocer todas las claves de la formación de los cristales. «Hasta ahora se sabía muy poco sobre cómo crecen los cristales a estas velocidades de tiempo», explica a EL MUNDO Fermín Otálara, uno de los investigadores del Instituto de Ciencias de la Tierra que tuvo la oportunidad de bajar a la cueva en 2001.Gracias a las observaciones realizadas con sus nuevas técnicas, los expertos calculan que la cueva se formó hace aproximadamente un millón de años, y calculan que cada 100 años su tamaño aumentó el equivalente al grosor de un pelo.Por otro lado, las posibles aplicaciones de esta investigación para la industria podrían derivarse de los avances en el conocimiento geológico de la formación del yeso, ya que permitirán conocer «cómo crecen los cristales de este mineral y se mantienen a lo largo de largo tiempo», añade Otálara.La demanda creciente de producir contenedores de hormigón, para albergar residuos nucleares y otros materiales altamente tóxicos durante décadas, ha obligado a lograr un mayor conocimiento de las propiedades de los materiales que se utilizan para su fabricación, ya que «se trata de una roca que cambia con el tiempo», según explica el investigador.Estos mismos conocimientos podrían ser de gran utilidad para la construcción de los denominados almacenes geológicos de dióxido de carbono (CO2), unas excavaciones bajo tierra que albergarían CO2 yayudarían a combatir el cambio climático al enterrar los gases contaminantes que están provocando el calentamiento global.A pesar de las duras condiciones de trabajo en la 'catedral de los cristales', donde la temperatura alcanza los 50ºC y el nivel de humedad llega hasta el 90%, los científicos españoles no han dejado de visitarla de manera continua desde que iniciaron sus investigaciones en 2001 y empezaron a recoger muestras procedentes de este impresionante laboratorio natural.

martes, 20 de mayo de 2014

Conferència hoy sobre esculls de coralls fòssils a Mallorca.

- Conferència del Dr. Antoni Rodríguez-Perea sobre esculls de coralls fòssils a Mallorca anteriors a la formació del relleu de Tramuntana. Dimarts dia 20 a l'Escola de Natura d'Esporles (http://escolanatesporles.blogspot.com.es) conferència a càrrec del Dr. Antoni Rodríguez, geòleg de la UIB, que ens parlarà de esculls de coral fòssils a Mallorca.La conferència serà a la sala d'actes de l'Ajuntament d'Esporles a les 19:30 hores i serà la preparació teòrica per a una sortida de camp programada per dissabte dia 31 per veure els esculls fòssils en directe. -

domingo, 18 de mayo de 2014

Programa de Actividades sobre barranquismo y escalada "50 ANYS DE SA FOSCA", ¡os esperamos!

Clip de vídeo y fotografía en el que tras el hallazgo, se prepara respetuosamente el cráneo para su estudio y documentación

Encontrados en un cenote los restos humanos más antiguos de América (Publicado en El Mundo, 18 de Mayo de 2.014)

ANTROPOLOGÍA En una cueva inundada de la península de Yucatán

Así se descubrió el esqueleto humano más antiguo de América

Naia era una mujer que vivía en las costas del Caribe mexicano y cuyos antepasados venían de Siberia. Un día cuando tenía 15 o 16 años fue a buscar agua dulce a una cueva por la que también se metían grandes animales para beber, cuando se cayó a un hoyo, se rompió la pelvis y murió.
Desde entonces han pasado casi 13.000 años, pero cuando el venezolano Alberto Nava miró las cuencas negras de la calavera de esta joven del Pleistoceno tardío a través de sus gafas de buzo, todavía no podía ni sospechar que tenía en sus manos los restos humanos más antiguos de América, el eslabón entre los hombres que llegaron al continente después de cruzar caminando el estrecho de Bering, y los pueblos indígenas americanos actuales, según confirmaron los investigadores esta semana. No obstante, algo intuía el buzo. "El regulador se nos salía de la boca", recuerda.
Era mayo de 2007, cuando los miembros del Proyecto de Espeleología de Tulum (Quintana Roo, México) que llevaban seis meses trabajando en la península de Yucatán entraron en el cenote (ojo de agua generalmente profundo) de La Virgen, unos cien kilómetros al sur de Cancún y a solo ocho de la costa. El objetivo era explorarlo y hacer un mapa.
"Era un día normal. Bajamos por las aguas cristalinas del cenote, llegamos a un túnel, lo recorrimos por más de un kilómetro para mapearlo y de repente encontramos ese pozo gigantesco", explica Nava en declaraciones a EL MUNDO. "El suelo desapareció bajo nosotros y no podíamos ver nada, el hoyo absorbía nuestras luces, por eso lo llamamos Hoyo Negro, era increíble, tan grande, circular... vimos otros dos túneles pero decidimos regresar porque no teníamos equipo para seguir adelante".
Uno de los buzos examina huesos de un animal en el cenote.
Uno de los buzos examina huesos de un animal en el cenote. INAH
Nava y sus dos compañeros Alex Alvarez y Franco Attolini, tardaron dos meses en regresar mejor equipados. "Descendimos por el pozo hasta que encontramos el piso a 55 metros de profundidad, la vista tardó en acostumbrarse a la oscuridad y veía que mis compañeros movían sus luces en todas direcciones.¡Todo estaba lleno de animales!".
"Lo primero que encontramos fue un fémur que estaba totalmente vertical, apoyado contra la pared, despuésuna cadera de un metro de largo, osos, un perezoso gigante, el puma, el gato de dientes de sable...Entonces no sabíamos de qué animales se trataba pero sí que eran muy antiguos, porque veíamos el tamaño. Unos estaban en el piso otros, como el brazo de perezoso, sujeto a la pared".
Creían haber hecho "el descubrimiento del siglo", pero lo mejor estaba por llegar. "De repente Alex nos llama y pone su luz en un cráneo humano, pequeño, negro, estaba como al borde de una repisa, recostado en el húmero, invertido, con los dientes hacia arriba y mucho, mucho material de cristales y sedimentos".
"Desde sus cuencas negras parecía que era la primera vez que miraba a alguien en 10.000 años, aunque entonces ni sabíamos de qué época era. Nos pasamos cinco minutos sin saber qué hacer, yendo de un lado para otro del pozo porque... después de Hoyo Negro, ¿qué más puedes esperar?"

Siete años de investigaciones

Pasaron seis años hasta confirmar que Naia (nombre de la ninfa de la mitología griega con que bautizaron al esqueleto que se halló en la cueva) era el primer americano conocido, años de mucho trabajo interdisciplinar coordinado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).
"En 2009 reportamos el hallazgo al INAH y comenzamos un proyecto arqueológico conjunto, en el que entrenamos a espeleobuzos y en el que nosotros nos convertimos en las manos y los ojos de los investigadores que estaban en la superficie y que nos enseñaban las tareas a realizar dentro".
Dos buzos exploran las aguas del cenote.
Dos buzos exploran las aguas del cenote. INAH
Las inmersiones, siempre grabadas en vídeo, fueron muy complicadas debido a la profundidad y al enorme equipo que había que sumergir. "Solo podemos hacer una inmersión al día porque es muy desgastante la rutina, muy cansado física y psicológicamente".
Un día se bajaba el trípode, otro una mesa giratoria donde colocar las piezas a documentar y con suerte al tercero se podía comenzar la sesión de fotografías. A 50 metros de profundidad el trabajo puede como máximo durar cuatro horas, doce días consecutivos. Luego, a esperar a la siguiente temporada de las cuatro que se hacen al año.
A partir de 2011 Nava y sus compañeros comenzaron a recoger las muestras. "Lo primero que se sacó fue uno de los dientes y una costilla pero tardaron muchísimo en datar el esqueleto porque toda la parte orgánica se sale del hueso, no hay colágeno, no hay aminoácidos. Fue gracias al diente que se consiguió la fecha exacta". Se estima que tiene 12.910 años. El cráneo de Naia es lo único que se ha extraído del lugar, para preservarlo.
Los resultados de los diferentes análisis de ADN mitocondrial salieron en 2013 pero el equipo tardó un año en escribir el artículo de la revista Science que marcaría un antes y un después en la arqueología mexicana. "Posiblemente nos pasemos la vida en Hoyo Negro, es nuestra responsabilidad y el proyecto no termina nunca porque cada temporada encontramos nuevos animales. Pero creemos que la zona está llena de capsulas del tiempo como esta".