martes, 26 de enero de 2016

Diario EL MUNDO 26 DE ENERO DE 2016

SUBMARINISMO EN MALLORCA

Buceo

Diez leguas de cuevas submarinas

Sala de la Bella Mort en las cuevas del Drac. M. A. PERELLÓ
La exploración de más de 50 kilómetros a través de cavidades subacuáticas de la costa del Llevant y Migjorn arrojan una nueva visión al estudio del endokarst inundado
El mundo subterráneo de las cuevas kársticas nos conmueve por su extraña belleza; sus caprichosas formaciones crean paisajes irreales muy distintos a los que solemos ver en la superficie, pero, además, si estas cavidades han sido invadidas por las aguas, el encanto aumenta. El problema es que la exploración de estos parajes prodigiosos solo está al alcance de unos pocos, el común de los mortales tenemos que conformarnos con ver las imágenes, y es que, a pesar de estar tan próximos, estos espacios son la terra incógnita del siglo XXI.
La isla de Mallorca oculta innumerables tesoros geológicos, sus cavidades subacuáticas son un referente de cuevas litorales, pero, lo que conocemos parece ser solo la punta de un inmenso iceberg que esconde grandes sorpresas que están saliendo a la luz a medida que los espeleobuceadores se aventuran a explorarlas. En este sentido, la investigación de Francesc Gràcia, resumida en su tesis doctoral Las cavidades subacuáticas de las zonas costeras del Levante y Migjorn de Mallorca, marca un antes y un después en el estudio del endokarst inundado en la Isla. «Con estas nuevas exploraciones se nos abre un gran abanico de posibilidades y el descubrimiento de un Karst totalmente nuevo, reafirmándonos en alguna de las hipótesis que manejábamos y también aportándonos nuevos puntos de vista», comenta Joan Fornós, investigador del departamento de Ciencias de la Tierra de la UIB y director de la tesis de Gràcia.
Las cavidades de la franja litoral con continuaciones subacuáticas se comenzaron a explorar en Mallorca, de forma documentada, en los años 70; en las dos décadas posteriores se realizaron algunas campañas, pero la realidad es que se conocía muy poco de estos espacios. Esta nueva investigación, resultado de más de 1.000 días de inmersiones, en los que se han recorrido más de 50 kilómetros a través de cuevas sumergidas, ha aportado un nuevo conocimiento, fruto de la observación directa.
Gràcia es un biólogo dedicado desde hace muchos años al estudio del karst y, además, es miembro del equipo de espeleobuceadores del Grupo Nord de Mallorca; por lo que se ha implicado en esta actividad desde el punto de vista científico, realizando exploración con topografías y dejando constancia de todo lo que se ha ido encontrando.
«Uno de los aspectos más importantes es el que hace referencia a la presencia de los procesos de termalismo de bajo grado que, en algunos de los lugares explorados, han intervenido en la formación de cavidades, favoreciendo su creación», explica Fornós. «Este aspecto termal ya lo habíamos observado, pero nunca de forma tan fehaciente y tan bien recogido».
«En el karst litoral intervienen no solo los procesos normales de precipitación y disolución de aguas meteóricas, sino también los producidos por la interferencia entre aguas dulces y saladas», añade, «estas nuevas observaciones permiten distinguir un nuevo mecanismo: la espeleogénesis hipogénica. En Mallorca hay una serie de profundas fallas, que van dirección SW-NE y es a través de estas fracturas por las que ascienden las aguas calientes procedentes del subsuelo, disolviendo la roca situada encima. Estos procesos condicionan un tipo de morfologías diferentes, como los canales ascendentes de pared o una especie de cúpulas, que se han formado de abajo arriba. Salvando las distancias, es como si saliesen fumarolas, aunque hay que aclarar que se trata de aportes hidrotermales de bajo grado».
Además de las descripciones de las cavidades subacuáticas, Gràcia realiza toda una clasificación morfológica, detallando las características de las formas, lo que permite diferenciar los procesos que han actuado en su génesis. Uno de los hallazgos más interesantes ha sido el Dolç, una cueva inédita ubicada en la Colonia de Sant Jordi y que está siendo una importante fuente de estudio. El Grup Nord de Mallorca comenzó su exploración en 2011, la topografió -por ahora muestra más de cuatro kilómetros- y documentó sus formaciones, muchas de ellas hipogénicas, y algunas no han sido vistas, por el momento, en otras cavidades de la Isla. «Un aspecto muy interesante es que el resto de las cuevas del Migjorn y Llevant están desarrolladas en materiales calcáreos arrecifales del Mioceno superior -entre diez y cinco millones de años-», destaca Fornós, «y ha sido inesperado descubrir que el Dolç está excavada en marés, que son dunas fósiles eólicas de formación reciente -menos de un millón de años-. La primera sorpresa ha sido encontrar una cavidad tan joven con esas dimensiones, lo que desde el punto de vista de la historia del karst es una gran noticia y la segunda que se desarrolle sobre un tipo de material como el marés, que no es propenso a la karstificación.
En la exploración se producen también descubrimientos que podríamos calificar como colaterales y que desde el punto de vista de la gestión tienen connotaciones muy importantes. En los meses de verano, cuando aumenta la población, las aguas residuales procedentes de la depuradora de la Colònia de Sant Jordi se introducen dentro de la cueva, acumulándose en diferentes zonas. Su deficiente tratamiento produce en ciertos momentos del año unos niveles tan elevados de contaminación que los lagos de una parte de la cavidad se vuelven pútridos.
Otro punto destacable de este trabajo está relacionado con las famosas cuevas del Drac, de las que parece que supiéramos todo y están deparando alguna que otra sorpresa. «Las considerábamos como cavidades típicas de zona de mezcla, formadas, aparte de las aguas meteóricas, por la interferencia de procesos de aguas dulces y saladas», informa Fornòs, «las exploraciones nos han permitido descubrir toda una serie de morfologías relacionadas con la génesis de la cueva y hemos podido corroborar también la presencia de un termalismo de bajo grado».
«En el Drac se había explorado algún lago», continúa, «hay una parte antigua, que ya se conocía y que actualmente permanece cerrada al público, pero todavía quedan muchos kilómetros de galerías por recorrer. El Grupo Nord ha descubierto nuevos espacios, algunos impresionantes, como la sala de la Bella Mort, totalmente aislada y con una concentración elevadísima de dióxido de carbono (CO2) en la que hay que trabajar con máscara. Es increíble que un mundo en el que parece que conocemos todo existan lugares como éste que nunca nadie había visto».
«Las investigaciones han sido posibles gracias a la buena predisposición que ha habido por parte de los propietarios de las cuevas, que nos han dado todo tipo de facilidades», subraya. «En el Drac, por ejemplo, tenemos instalados aparatos de medida, es para nosotros como un laboratorio natural».
Pero Gràcia no solo se ha centrado en la parte geomorfológica, sino también en la bioespeleológica, describiendo alguna nueva especie en estos espacios y caracterizando la fauna anquihalina, además de restos de la fauna típica del cuaternario, como el myotragus, ya que algunas de estas cuevas constituyen importantes yacimientos paleontológicos y arqueológicos.
La investigación científica en cavidades subacuáticas es como el más difícil todavía; realizar topografía, dejar constancia gráfica de los hallazgos y llevar a cabo estudios de campo en ambientes extremos no es fácil pero, vistos los resultados, el esfuerzo merece la pena.

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